Ejercicio colectivo: Songs for distigue Lovers

meriendacena

⊆ 12:08 by O | . | ˜ 5 comentarios »

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Leía a Sergio esta tarde y me acordé -me recordó-, por su invitación a recuperar viejas costumbres alimenticias, de las meriendascenas que mi madre se inventaba cuando éramos niños, con el cansancio (y los perdones) de una madre harta de muchachos que prepara tres bocadillos, tres plátanos y listo.

-Hoy, meriendacena- decía. Y nosotros corríamos hacia la neverita portátil que ella colocaba al lado de su silla a recoger el bocadillo. Corríamos quitándole el papel albal, le dábamos un muerdo y luego nos lo cambiábamos con los primos, porque tía Cochita hacía unos bocadillos de filetes empanados riquísimos. Como Mar casi nunca tenía hambre, me daba el suyo por el que a mí me había tocado. Comíamos jugando bajo esa luz del verano que tienen las nueve o las nueve y media; cuando casi es de noche en medio cielo y en el otro medio, todavía de día.

Recuerdo a mi madre rubia, un poco menos rubia que ahora -trigueña- y con permanente. Recuerdo sus piernas largas y morenas agachándose para sacar los bocadillos de la neverita azul, blanca y amarilla.

-¿Queréis gazpacho?-preguntaba. Y le decíamos que sí. Entonces nos colocaba en fila india para que nos pusiera el vaso de plástico en los labios y bebíamos de golpe. Ella lo sostenía con una mano e iba sirviendo con la otra. Con la mano del vaso nos daba de beber y luego rellenaba.

El gazpacho de mi madre siempre te dejaba el aliento de dragón durante días. Después de beberlo, corríamos más. Corríamos con la boca abierta diciendo Ahsiah y echando el aire picante al aire hasta vaciar los pulmones. Pasábamos por debajo del sauce y tirábamos de la ramita.
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Luego, cuando se iba la luz, nos sentábamos en corro sobre las toallas mientras nos arropábamos con otras toallas y nos contábamos historias de miedo.

A las doce ya era noche cerrada. Qué chico era Anselmo entonces...


5 Responses to meriendacena

  1. Lena Yau Says:
    Este texto está lleno de magia.

    Me has hecho viajar a mi infancia, en otras latitudes y con verano eterno.

    Esos viajes a la playa, los juegos con los primos, la piel ardiendo del sol y las merienda-cena que no incluían gazpacho sino arepas, cachapas y un batido de papaya fresquito.


    La noche era para hacer una fogata, escuchar unos sapitos que silban y pasar un rato escuchandonos cuentos y chistes.

    Me encantó, Linternita...

    Volver, volver...

    Un beso.
  2. mis largos pies Says:
    Esto es precioso, preciosísimo. Casi casi me he creído que esa linda infancia era la mia.
    ¿por qué nos nos dejas linterna roja hacérnos seguidores? - bueno, busco la manera de volver a vistarte.

    Y te invito a visitarme tú también. Por siacaso resulta que te gustan mis meriendas, eso sería una suerte.
  3. mis largos pies Says:
    k
  4. linterna roja Says:
    Gracias, bonita. Ya saqué lo de seguidores. No leemos...
  5. Jose Urriola Says:
    Qué risa lo del gazpacho y el grito colectivo porque picaba. Grande!

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