Ejercicio colectivo: Songs for distigue Lovers

Habitación de hotel

⊆ 17:53 by O | . | ˜ 4 comentarios »

Habitación de Hotel, 1931

Dice Jo en su diario: “Ed ocupa el centro de mi universo. Si estoy a punto de ser muy feliz, él se ocupa de que deje de serlo”.

A pesar de esta afirmación, Jo Hopper le acompañó hasta el día de su muerte. Esperó diez meses y después se fue a buscarle. Quizás intuyó que su marido no sería capaz de arreglárselas solo… Si fue así es hermoso.

.
Aunque nunca llegaran a ser una pareja modelo (¿?), ellos quisieron permanecer juntos hasta el final y lo lograron. Edward creaba, se enfadaba, se reía y Jo le cuidaba como quien cuida algo muy valioso y finge, a la vez, indiferencia.


Jo era su musa. Ella es la única mujer en sus cuadros.


Habitación de hotel marca para mí, como dice Arianna, el recorrido hasta un concepto. Mi mente va asociando detalles dentro de categorías (dentro de ese cuadro) para crear conceptos como si de componer un puzzle se tratara. Así como la imagen del puzzle, también el concepto podrá ser intuido cuando el puzzle no esté del todo listo.
Una mujer rubia y delgada está sentada al borde de la cama en ropa interior con un libro entre sus manos. Su espalda se angula sobre el libro, su cabeza cae. A esa distancia es probable que no vea bien las palabras que contiene. La mujer, aunque llegara a ver las palabras, no estaría leyendo. Ella no puede distraerse de su tristeza.


Una mujer rubia y delgada se ha marchado de algún sitio por obligación, por necesidad. Su rostro está en sombra, su nariz apunta al suelo y aún no ha deshecho su equipaje. La mujer le da la espalda al mudo que es toda luz y vacío. Se sienta sola.


Edward la ha encerrado en esa habitación de hotel para transmitir un fuerte sentimiento de pérdida. Su propia pérdida: la página en blanco, un sueño roto.


Mujer rubia, maleta, libro.
Zapatos, sombra, ropa interior.
Ventana, luz, sábanas de hotel.



Y a mí que esa Jo me recuerda a la Signora de George en Un gato bajo la lluvia… Pero tanto…


4 Responses to Habitación de hotel

  1. Anonymous Says:
    Hay sensibilidades sustanciales, existen los que tienen una sensibilidad sustancial. Yo sueño con hacer alguna cosa sobre la sensibilidad filosófica. Es así que encontrarán los autores que cada uno amará. No estoy diciéndoles que sean spinozistas, porque me importa un bledo. Lo que no importa un bledo es que ustedes encuentren lo que les hace falta, que cada uno de ustedes encuentre los autores que les hacen falta, es decir, los autores que tienen algo para decirles. Lo que a mí me atormenta en filosofía es esa elección. Es igual que cuando se habla de una sensibilidad artística, por ejemplo de una sensibilidad musical. La sensibilidad musical no es indiferenciada, no consiste solamente en decir: Amo la música. Quiere decir también que extrañamente, en cosas que yo mismo no comprendo, tengo algo que ver particularmente con tal: “ah, para mí es Mozart. Mozart me dice algo”. Es curioso eso. En filosofía es lo mismo. Hay una sensibilidad filosófica. Allí también es una cuestión de moléculas, si aplicamos todo lo que acabamos de decir hace un momento. Nos encontramos con que las moléculas de alguien serán atraídas, serán ya, en cierta forma, cartesianas. Hay cartesianos. Bueno, comprendo, un cartesiano es alguien que leyó bien a Descartes y que escribe libros sobre Descartes. Pero eso no es muy interesante. Al menos hay cartesianos a un nivel mejor. Consideran que Descartes les dice algo al oído a ellos, algo fundamental para la vida, incluida la vida más moderna. Bueno, a mí, tomo mi ejemplo, realmente Descartes no me dice nada, nada, nada, nada… Se me va de las manos, me embola. Sin embargo, no voy a decir que es un pobre tipo, es evidente que tiene genio. Bueno, de acuerdo, tiene genio, pero yo, por mi cuenta, no tengo nada que hacer con él. Jamás me dijo nada. Bueno ¿y Hegel... ¿Cómo se explican estas cuestiones de sensibilidad, qué es eso, qué quieren decir estas relaciones moleculares? Yo abogo por relaciones moleculares con los autores que leen. Encuentren lo que les gusta, no pasen jamás un segundo criticando algo o a alguien. Nunca, nunca, nunca critiquen. Y si los critican a ustedes digan: “De acuerdo” y sigan, no hay nada que hacer. Encuentren sus moléculas. Si no las encuentran, ni siquiera pueden leer. Leer es eso, es encontrar vuestras propias moléculas. Están en los libros. Vuestras moléculas cerebrales están en los libros. Yo creo que nada es más triste en los jóvenes en principio dotados que envejecer sin haber encontrado los libros que verdaderamente hubieran amado. Y generalmente no encontrar los libros que uno ama, o no amar finalmente ninguno, da un temperamento…, y de golpe uno se hace el sabio sobre todos los libros. Es una cosa rara. Nos volvemos amargos. Ustedes conocen la especie de amargura de ese intelectual que se venga contra los autores por no haber sabido encontrar a aquellos que amaba…, el aire de superioridad que tiene a fuerza de ser tonto. Todo eso es muy enojoso. Es preciso que, en última instancia, sólo tengan relación con lo que aman.

    Gilles Deleuze
  2. Anonymous Says:
    Vaya, esto me suena de algo...
    Prometo hacerle caso esta vez.
  3. aitana Says:
    A mí siempre me pareció que la mujer rubia ha quedado en una ciudad extranjera con alguien (un amante, un amor, alguien) y, tras desnudarse rápidamente y disponerse a acostarse en la cama como a veces nos acostamos las mujeres (pretendida y estudiadamente dejadas caer) cuando sabemos que un amante, un amor (alguien) abrirá la puerta en breve, encuentra una nota de ese alguien sobre la almohada. No la había visto antes porque estaba ciega. No le hace falta leerla porque ya sabe lo que pone. Y ahora se sienta en el borde del borde de la cama, con los ojos casi cerrados. Y ve.
  4. Anonymous Says:
    Esto es tan bonito, tan personal, tan íntimo, que es una lástima que alguien comente utilizando a Deleuze. Deleuze sirve más para hacer y comentar comerciales de detergente.

= Leave a Reply